El proceso genético es el siguiente: cuando el aire procedente desde el
oeste se topa con la Cordillera de los Andes, este obstáculo lo obliga a
ascender. Al ascender se expande, se enfría y se condensa formando abundante
nubosidad y precipitando en forma de lluvia en los niveles inferiores y nieve
en los superiores. Al aire descendente a sotavento le queda un reducido
porcentaje de la humedad original. Al descender se comprime y se calienta y,
como casi no le queda vapor de agua, es muy poco el calor que pierde por
evaporación.
Este
viento puede ser sumamente rafagoso, y genera condiciones extremas de alta
temperatura y sequedad. Aparece entonces el peligro de incendio. Además, el
polvo levantado por el viento arrachado produce afecciones en los ojos y vías
respiratorias y la intensa radiación solar puede producir quemaduras en la piel
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